Introducción

Antes de entrar en detalle con la aplicación GPTZero, es importante hacer hincapié en el impacto que ha tenido ChatGPT ya que cuenta con una amplia gama de aplicaciones que van desde la codificación, la respuesta a consultas hasta la traducción, todo en un formato de chatbot muy sencillo de utilizar. Una de las preocupaciones que ha generado esta tecnología es que tiene la capacidad de generar textos como ensayos académicos. Evidentemente, esto ha generado controversia y sobretodo la incógnita de ¿Cómo se verá afectado el sistema educativo?

¿Qué es GPTZero?

En uno de sus artículos, Zoe Kramer argumenta que GPT Zero fue diseñado por Edward Tian, ​​estudiante de Princeton de 22 años. Es una aplicación hecha para analizar textos para determinar si fueron generados por una IA. La aplicación surge como respuesta a cuestiones éticas relacionadas con tecnologías como ChatGPT que se utilizan para hacer pasar el trabajo de IA como propio, incluso en el entorno de un salón de clases. Actualmente se encuentra en su versión beta.

¿Cómo funciona?

La aplicación funciona midiendo la ‘perplejidad’ de un texto, la complejidad verbal y la aleatoriedad que proviene del trabajo escrito por un humano, así como su ‘explosión’, las variaciones en la estructura de las oraciones que usa la gente. 

En otras palabras, un trabajo que es simple y familiar en su elección de palabras y usa oraciones uniformes es un sello distintivo de algo escrito por una IA, mientras que algo más complejo y variado demuestra un escritor humano.

¿Cómo podría afectar a las universidades?

Según Zoe, GPT Zero, aunque aún está en desarrollo, tiene el potencial de satisfacer una necesidad dentro de las escuelas y universidades a medida que mejoran las tecnologías de IA. Podría usarse para examinar los ensayos de admisión para garantizar que los solicitantes hayan hecho el trabajo ellos mismos. También podría usarse como procedimiento estándar cuando se envía el trabajo del curso, de manera similar a como se usan actualmente los verificadores de plagio. Esto aliviaría parte de la carga de los educadores, de modo que no tengan que juzgar por sí mismos si un trabajo parece haber sido generado por una IA o no.

Sin embargo, es probable que pase algún tiempo antes de que esto se implemente por completo. GPT Zero tiene resultados prometedores al identificar qué textos son hechos por humanos y cuáles fueron escritos por una IA, pero tiene algunas limitaciones. Requiere al menos diez oraciones, por lo que actualmente no se pueden analizar textos más cortos. Tampoco tiene pretensiones de poder tomar siempre su determinación correctamente. Sin embargo, con pruebas y ajustes generalizados con un buen grado de precisión, es posible que resulte ser una herramienta invaluable.

Probando GPTZero

Para poner a prueba a GPTZero le pedí a ChatGPT que escribiera un ensayo de 400 palabras sobre bibliotecas penitenciarias.

Despues agregué el texto creado por ChatGPT en GPTZero, para lo cual, automáticamente realizó el análisis del texto.

Por último, GPTZero avisa que ha terminado con el análisis y proporciona la opción para obtener el resultado.

GPTZero dictaminó que el texto ingresado ha sido generado por un humano lo cual es claramente incorrecto.

Conclusión

Es importante mencionar que un solo ejemplo no sería suficiente para medir la efectividad del software, el idioma es quizá otro factor que tenga cabida en el resultado proporcionado, por otra parte, sería demasiado aventurado decir que esta herramienta será de momento una solución a los problemas de escritura académica. Habrá que esperar el desarrollo de la aplicación y la implicación de su uso en el aula.


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